Estos parientes cercanos de los loros, ruidosos y coloridos, viven en la selva, en grandes bandadas. Tienen un aire de familia inconfundible: picos largos y curvos, patas con dedos ágiles y fuertes, voz aguda y un plumaje muy vistoso. Es difícil que pasen desapercibidos. Viven en grupos llamados bandadas, de entre 10 y 15 miembros. Generalmente su día comienza al amanecer: es la hora de acicalarse las plumas y comunicarse con sus familiares. Más tarde vuelan juntos a través de los árboles buscando su alimento. Al atardecer se acomodan nuevamente en los árboles que forman su hogar y ahí pasan la noche.
El menú de un guacamayo puede ser muy variado, dependiendo de lo que haya a mano, de la estación del año… ¡y de la suerte! Comen de todo: frutos, nueces, semillas, flores, brotes, hojas y hasta insectos y caracoles.
60 km/h es la velocidad de vuelo que pueden alcanzar algunas especies de guacamayos.
Los guacamayos suelen elegir parejas para toda la vida. Se limpian el plumaje uno a otro, comparten la comida y los lugares para dormir. La hembra pone sus huevos una vez al año: ella los incuba mientras el macho busca alimento.
Muchas especies están en peligro de extinción, sobre todo debido a la destrucción de su hábitat y a su captura para ser usadas como mascotas.